LA MONOGAMIA NO ES NATURAL
Un excelente capítulo de REDES de mi admirado Eduard Punset.
Foto: IRF Kiruna (Suecia).
Muchos turistas -confundidos- irán buscando otra luces que no son exclusivas de estas fechas: la Aurora Boreal, un fenómeno natural que ocurre a lo largo del año y que se puede ver con mucha frecuencia en las noches claras de aquellos lugares situados en las latitudes cercanas de a los polos de la Tierra… Pero ¿qué son las Auroras Boreales o Australes? ¿Por qué se forman? ¿Cómo suceden?
Este fenómeno se produce igual en el sur, y es conocido como la Aurora Austral, pero como este hemisferio está menos poblado se ha visto menos. Durante siglos el ser humano ha asociado la Aurora Boreal o las luces del norte a todo tipo de leyendas y explicaciones mitológicas. No es fácil resistirse a interpretar como un signo del cielo o de los designios divinos ese particular baile de luces que dibujan vibrantes cielos rojos, rosas, cortinas de colores que danzan por el cielo sirviendo de pantalla a las estrellas… En tonos azules, verdosos, el espectáculo se sucede a velocidad vertiginosa y dicen los que lo han visto que es auténticamente sobrecogedor.
Las leyendas seguirán existiendo -por suerte nadie puede eliminar eso ni siquiera en un mundo cada vez más dominado por los avances tecnológicos- pero su base dejará de ser real a medida que conozcamos más acerca del misterioso proceso físico que desata este increíble fenómeno natural.
Y estamos cerca. En 2007 un equipo de la NASA lanzó la misión THEMIS, compuesta por cinco satélites situados en puntos estratégicos del campo magnético de la Tierra, para entender con detalle qué es lo que ocurre y cómo se forma una Aurora…. Y en julio de 2008 anunciaron a bombo y platillo los resultados, que -según dicen- han resuelto un misterio que la comunidad científica física llevaba debatiendo más de 30 años. Aunque el acuerdo no es todavía total, la discusión física -y casi filosófica- continúa abierta, aunque ahora sepamos mucho más de las auroras.
Pero empecemos por el principio: la actividad del sol que genera el viento solar manda hacia la Tierra una gran cantidad de energía en forma de materia cargada de electrones. Estas inmensas olas de energía -suficientes para causar auténticas tormentas huracanadas en el espacio- son asimiladas por el campo magnético de la Tierra, que actúa como un cinturón de seguridad. La magnetosfera se encarga de mantener una zona de relativa tranquilidad en las condiciones meteorológicas del planeta. Pero llega un punto en que la energía acumulada ha de ser liberada. Aquí es cuando se desencadena una subtormenta magnética (y cuando comienza la discusión) que lanza la materia cargada a toda velocidad hacia los polos de la Tierra y que al llegar a la atmósfera produce el baile de luces denominado “aurora”.
En concreto, la Aurora Polar es el fenómeno producido por la eyección de masa solar al chocar con los polos Norte y Sur de la magnetosfera terrestre. Las partículas cargadas de energía (protones y electrones) procedentes del Sol son guiadas por el campo magnético de la Tierra hacia los polos. Cuando se produce la colisión de partículas con átomos y moléculas de oxígeno y nitrógeno en las capas superiores de la atmósfera, las partículas liberan su energía de forma que ésta es devuelta por los átomos en forma de luces visibles en los cielos del polo Norte y Sur.
¿Qué causa los distintos colores y la intensidad?
Es conocido que las subtormentas se sitúan en el origen de las auroras, pero quizá no tanto que la magnetosfera soporta de una a tres subtormentas diarias. Ocurren con mucha frecuencia, aunque eso no siempre se traduce en un particular fuego artificial de estrellas. En parte, porque para ver las auroras hay que tener en cuenta ciertas condiciones meteorológicas, son visibles sólo de noche, cuando el cielo está despejado y sin nubes y cuánto más al Norte y cerca del polo nos encontremos, mejor. Los habitantes de Islandia pueden verlas casi cada noche. Sin embargo hay auroras imperceptibles y otras tan fuertes como la que se pudo apreciar hasta en las islas Canarias en 2003.
“La diferencia en intensidad se debe a la diferencia de partículas cargadas en el espacio. La mayoría de las auroras son causadas por electrones y hay que pensar que en una aurora de intensidad media, un milímetro cuadrado se ve golpeado por cien millones de electrones por segundo, las cantidades son gigantescas”, explica Ingrid Sandhal, profesora del Instituto sueco de Física Espacial, en Kiruna (Suecia).
¿Y los diferentes colores? Sandhal también tiene una explicación: “La atmósfera está compuesta por una gran cantidad de átomos de oxígeno; así que cuando los electrones colisionan con las partículas de oxígeno vemos que cada átomo tienen un color particular”. Los átomos y los colores nos cuentan la composición de la atmósfera cuando es golpeada. El verde es el color más común, y está causado por el oxígeno, al igual que el rojo.
¿Qué causa las auroras?
Hasta hace muy poco nadie sabía a ciencia cierta cuál era el origen de estas subtormentas, que desataba el proceso o qué factores apretaban el botón rojo para hacer saltar el cinturón de seguridad.
Los científicos barajaban dos hipótesis. Una de ellas dice que las subtormentas se producen cerca de la Tierra, o más exacto, a una sexta parte de la distancia entre la Tierra y la Luna, a unos 60.000 kilómetros, y que la energía viene de una poderosa corriente eléctrica que fluye a través de la magnetósfera a esta distancia, compuesta por un plasma o una masa de electrones e iones cargados que se libera de forma repentina debido a una explosión. El plasma se dirige hacia la Tierra y las corrientes espaciales son interrumpidas lo que causa el origen de la subtormenta.
La segunda hipótesis sitúa el fenómeno a un tercio de la distancia de la Luna y la Tierra, y establece que la descarga de energía se produce en la cola de la magnetosfera. Alrededor de la cola los campos magnéticos apuntan a direcciones contrarias, una hacia el exterior en el polo Norte y otra hacia el interior en el polo Sur. De forma que cuando las líneas de campo magnéticas confluyen se produce una reconexión que corta la cola en dos creando una subtormenta.
El equipo de Vassilis Angelopoulos, a cargo de la misión de Themis en la NASA confirmó este último supuesto a partir de las observaciones recogidas por los satélites en un artículo que fue publicado por Science en julio del año pasado. “Nuestros datos muestran claramente por primera vez que la reconexión magnética es el detonante. La reconexión supone una aceleración de olas y plasma a lo largo del las líneas magnéticas que enciende el aurora por debajo de la Tierra antes de que las zonas cercanas de ésta en el espacio hayan tenido la oportunidad de responder. Podemos facilitar los datos y la demonstrar que es esto lo que ocurre”, afirma Angelopoulos.
Algunos partidarios de la teoría contraria no parecen todavía muy convencidos de haber perdido la batalla y apuntan que los satélites de la NASA no estaban en la posición adecuada. El equipo de Angelopoulos repitió los experimentos con similares resultados, pero sigue a la búsqueda de más pruebas que den por zanjada la discusión.
Las condiciones meteorológicas del Espacio
Cuestiones puristas a un lado, los resultados de la misión tienen una gran importancia en el cada vez mayor ámbito del Tiempo Espacial. Como explica Jim Wild, profesor en la Universidad de Lancaster (Reino Unido), “hoy en día en nuestras formas de vida contamos con satélites para navegar, tenemos el GPS, nuestras redes de distribución, flujos de redes de electricidad, utilizamos comunicación por radio y tenemos mucha tecnología y personas situadas en las órbitas del espacio… Alguno de estos sistemas podría ser vulnerable al tiempo espacial, y ha habido casos de satélites dañados por subtormentas o en algunos casos redes eléctricas que se han visto afectadas”.
Conocer cómo se generan las auroras permitirá un mayor control de este tiempo espacial, pero los desafíos para controlar la meteorología en el espacio infinito de las galaxias y del Sistema Solar no dejar de ser pocos: “El problema de hacer mediciones en el espacio es que es inmenso y no es posible tener una visión completa. El desafío está en combinar la información proporcionada por satélites con modelos teóricos computacionales que nos ayuden a tapar huecos, no es posible saber lo que ocurre en el tiempo espacial solamente con los datos recogidos en una pequeña parte del mismo”, señala Wild, para él sería como “tratar de entender una tormenta en la Tierra con las mediciones de cuatro termómetros”.
Mientras tanto investigadores como Ingrid Sandhal se centran en aquellas auroras que no se producen por las subtormentas, estructuras de pequeñas escalas que suceden a menos de 100 metros y son casi imperceptibles, con duraciones de un segundo a veces, para entender el fenómeno.
“Conocer más sobre estas pequeñas estructuras nos ayudará a saber mucho más sobre los detalles de los procesos físicos concretos que ocurren en la ionosfera. Las auroras son un estupendo canal para entender nuestro propio medioambiente. Hay mucha energía que se produce en la aurora y todavía no sabemos cómo esta energía afecta los niveles más bajos de la atmósfera. Es un instrumento fundamental de la física de plasma, de los fundamentos de la física”, explica Sandhal.
Para Sandhal, las auroras son un laboratorio fundamental de física natural. No hay una definición más bella en esencia para resumir uno de los fenómenos más maravillosos de nuestro firmamento.
Fuente: SINC
Etiquetas: Aurora austral, Aurora boreal, ionosfera, NASA, THEMIS
Visto este "pequeño inconveniente", la empresa suiza Nestle Expresso acaba de lanzar esta semana en Barcelona una estrategia para intentar mejorar su mala imagen ecológica. Aseguran que van a conseguir que el 80% del café que va dentro de las cápsulas proceda de explotaciones ecológicas (acreditadas por Rainforest Alliance) y que reducirán su huella de carbono en un 20% para 2013. No sabemos como acabarán estas promesas y si no se trata de una campaña más de marketing 'verde', pero lo cierto es que esta estrategia bautizada como 'Ecolaboration' ha servido para desvelar algunos datos muy interesantes sobre lo que emite una simple taza de café.
Para llegar al dato de los 82 gramos de CO2 por taza, la compañía suiza afirma haber estudiado todo el ciclo de vida de su café: desde el cultivo, el transporte o el encapsulado. Por ejemplo: se ha determinado que una máquina Expresso de una oficina que esté encendida durante 12 horas consume 140Wh al día, lo que supone 30 kilogramos de dióxido de carbono equivalente al año.
En cuanto al cultivo del café, Nestle Expresso asegura que las emisiones de carbono varían mucho en función del uso de pesticidas y fertilizantes de los más 25.000 agricultores con los que trabaja. Si bien esta investigación no incluye la cantidad de agua utilizada, otros trabajos estiman que para producir una única taza de este oro negro se necesita hasta 140 litros de agua.
La gran diferencia entre este tipo de café expreso y otras fórmulas más tradicionales de hacer café —como la cafetera italiana— son las cápsulas. En este caso, el estudio de la empresa resalta que la fabricación de estas monodosis de aluminio genera una gran cantidad de emisiones, aunque se defiende alegando que gran parte de su producción procede de material reciclado. En cualquier caso, son millones y millones las cápsulas que se distribuyen por el mundo cada año. Este mismo mes de junio se ha inaugurado en Avenches (Suiza) una nueva planta de fabricación que producirá ella sola 4.800 millones de cápsulas al año. Si bien la elaboración de estas pequeñas cápsulas es un aspecto a tener en cuenta, no menos importante es el residuo que queda una vez que ya nos hemos preparado el café. Esto obliga a darle un tratamiento final a estas cápsulas ya usadas. En algunos países se han puesto en marcha puntos de recogida sólo para estas cápsulas.
Hoy en día el balance ecológico de una taza de estos cafés deja mucho que desear. Dentro de la estrategia Ecolaboration, la empresa suiza prevé medidas como incluir el apagado automático a sus cafeteras o reducir el porcentaje de aluminio de las cápsulas.
Fuente: SOITU
Etiquetas: café, Ecolaboration, huella de carbono, Nestle Espresso
Por sexto año consecutivo, un mensaje sobre el Planeta Rojo está apareciendo en los buzones de correo electrónico alrededor del mundo. Dicho mensaje invita a los lectores a salir cuando esté oscuro el 27 de agosto y contemplar el cielo. "Marte se verá tan grande como la Luna llena", dice. "Ninguna persona que esté viva en la actualidad verá esto otra vez".
Esto es lo que sucederá realmente si usted sale al anochecer del 27 de agosto: nada. Marte no estará en el cielo. En esa fecha, el Planeta Rojo estará aproximadamente a 250 millones de km de distancia de la Tierra y completamente ausente del cielo al anochecer.
Arriba: Sólo mediante photoshop Marte se ve tan grande como la Luna llena.
La mentira sobre Marte se inicio en 2003, cuando la Tierra y Marte realmente tuvieron un encuentro cercano. El 27 de agosto de ese año, Marte estaba a sólo 56 millones de km de distancia y batió un récord de cercanía a la Tierra: 60.000 años. Alguien envió un correo electrónico para alertar a sus amigos sobre el evento. El mensaje contenía algún malentendido y ciertas omisiones —¿pero qué correo electrónico no los tiene? Una pieza de tecnología avanzada conocida como "botón de reenvío" hizo el resto.
Otro aspecto de la mentira sobre Marte: el mensaje dice que Marte se verá tan grande como la Luna llena si se lo amplifica 75 veces usando un telescopio para aficionados. El texto escrito en letra cursiva es usualmente omitido en resúmenes sobre la mentira, ya sean transmitidos oralmente o por escrito. ¿Esta letra pequeña hace que sea verdadera la mentira relacionada con Marte? Después de todo, si usted amplifica 75 veces el pequeño disco de Marte, si subtiende un ángulo casi igual al de la Luna.
No. Incluso utilizando amplificación, Marte no se ve como la Luna llena.
Esto tiene que ver más con el misterioso funcionamiento interno del cerebro humano que con la fría y dura física. Mirar a Marte amplificado 75 veces a través de un tubo negro angosto (el ocular de un telescopio) y mirar a la Luna llena brillando sin restricciones en el cielo abierto son dos experiencias muy diferentes.
Arriba: Marte en agosto de 2003, cuando batió el récord de cercanía a la Tierra: 60.000 años. Incluso entonces, el planeta parecía una estrella brillante, no una Luna llena. Crédito de la imagen: John Nemy & Carol Legate, de Whistler, B.C.
Una buena referencia es la Ilusión lunar. Las lunas en el horizonte se ven enormes; las lunas ubicadas directamente sobre la cabeza se ven más pequeñas. En ambos casos es la misma Luna, pero la mente humana percibe su tamaño de maneras distintas, según su entorno.
De la misma manera, la percepción que tenemos de Marte se ve afectada por el entorno del planeta. Coloque al planeta al final de un pequeño túnel oscuro y se verá pequeño sin importar la amplificación.
Para ver a Marte tan grande como la Luna llena, usted necesitará una nave espacial y eso puede tomar algo de tiempo. Mientras tanto, tenga cuidado con la mentira sobre Marte.
Fuente: NASA
El Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM) ha aprobado el borrador de una Orden Ministerial que asegurará la sostenibilidad de los tiburones. La futura medida, debatida entre la Secretaría General del Mar (MARM), las ONG Oceana y Ecologistas en Acción, y el sector pesquero, prohibirá la captura y comercialización de los tiburones zorro y martillo por cualquier tipo de flota y arte de pesca.
Tiburón martillo. Foto: Josh Hallet.
Los tiburones zorro (Alophias spp.) y los martillo (Sphyrna zygaena) están en una situación de gran vulnerabilidad y amenazados de extinción. Así lo atestiguan numerosos informes científicos a favor de la reducción de la mortalidad debida a la pesca de estas especies. Sin embargo, la reunión mantenida ayer por el MARM, dos ONG y algunas empresas del sector pesquero, da esperanzas a la supervivencia de estas especies.
La nueva Orden Ministerial, que será efectiva a finales de 2009 o principios de 2010, prohibirá la captura y comercio de estos tiburones a manos de la flota española, responsable de la pesca de unos 15.000 ejemplares al año. La futura medida supone un “cambio positivo” para los ecologistas, ya que el borrador anterior “sólo contemplaba la prohibición de la pesca con palange de superficie”.
“Hemos llegado a un acuerdo aceptable para todas las partes y al mismo tiempo pionero para un país implicado en gran medida en la pesca del tiburón”, ha declarado Rebecca Greenberg, responsable de la campaña de tiburones de Oceana en Europa.
La ley se aplicará a toda la flota española sin importar el lugar en el que se encuentre. Según informa Oceana, ningún buque español podrá pescar estas especies aunque se encuentre faenando en aguas europeas, en alta mar, o incluso en aguas de terceros países con los que se mantengan acuerdos de pesca. Además, todos los individuos capturados accidentalmente tendrán que ser devueltos al mar.
Las partes que han participado en la reunión coinciden en que estas medidas también deben extenderse a otros países involucrados en la pesca de estas especies, y se espera que aprueben regulaciones similares.
SOS de los tiburones zorro y martillo
Las capturas de los tiburones zorro y martillo por parte de las pesquerías palangreras y su baja capacidad reproductiva hacen que estas especies sufran un elevado riesgo de sobrepesca. En el Atlántico Noroeste sus poblaciones han descendido más de un 80% en las últimas dos décadas, y en el Mediterráneo, su población se ha reducido un 99% en los dos últimos siglos. La nueva orden ministerial supondrá un paso más en la protección y en la sostenibilidad de sus poblaciones.
“La postura de la Administración española es alentadora ya que no sólo vamos a poder regular nuestra propia flota en la pesca del tiburón, sino que vamos a ser un ejemplo positivo para resto del mundo, incitando a que otros países también regulen sus flotas”, ha apuntado Xavier Pastor, director ejecutivo de Oceana en Europa.
Fuente: SINC
Etiquetas: Oceana, pesca, Tiburón martillo, Tiburón zooro
El omnipresente Google ¿de dónde viene? ¿De donde viene esa palabra que todos usamos?
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Una estupenda conversación entre Eduard Punset y Edward O. Wilson, padre de la Sociobiología.
Etiquetas: biodiversidad, Sociobiología, Wilson
¿Es posible enfrentarse con tranquilidad a una bestia que está a punto de atacarnos? A menos que uno sea un domador profesional, sentir miedo es inevitable... ¡y necesario!
A lo largo de muchos siglos, hemos creído que las emociones eran obstáculos. En la evolución de la sociedad occidental, el surgimiento del progreso, de la convivencia cívica y de los derechos humanos estuvo sustentado por un discurso racionalista e influenciado en sus modos, en gran parte, por la sociedad victoriana del siglo XIX para la cual las emociones eran muy mal vistas.
Hoy, disfrutamos del progreso cívico alcanzado en los últimos siglos, pero la ciencia también nos muestra que nos equivocábamos al menospreciar las emociones. Somos seres emocionales, incluso mucho antes de que el homo fuese sapiens. Las emociones existen hace millones de años simplemente porque han resultado útiles para la supervivencia. Vivir sin ellas es una sentencia de muerte y la ciencia lo comprende cada vez mejor.
Etiquetas: emociones
Etiquetas: cerebro, primera impresión, rasgos faciales
Mañana 16 de junio comenzará a emitir INDAGANDA TV, un canal dedicado exclusivamente a la divulgación científica. Su objetivo consistirá en acercar a los televidentes las principales novedades en el campo de la ciencia, la tecnología, el medio ambiente, la salud y la innovación de una manera amena y sencilla, asequible para público de todas las edades y para todos los niveles de conocimiento. Y ello, en pantalla completa y en calidad broadcast.
Etiquetas: divulgación científica, Indaganda, televisión
El domingo por la noche está convirtiéndose en un momento sumamente placentero. Y la culpa la tiene el programa REDES.
La Ecuación de Drake ó Fórmula de Drake fue concebida por el radioastrónomo y presidente del Instituto SETI Frank Drake con el propósito de estimar la cantidad de civilizaciones en nuestra galaxia, la Via Láctea susceptibles de poseer emisiones de radio detectables.
La ecuación fue concebida en 1961 por Drake mientras trabajaba en el Observatorio de Radioastronomía Nacional en Green Brank Virginia Occidental (USA). La Ecuación de Drake identifica los factores específicos que, se cree, tienen un papel importante en el desarrollo de las civilizaciones. Aunque no hay una solución única, la comunidad científica la ha aceptado como herramienta para examinar estos factores.
Nuestro sol es sólo una estrella solitaria en una colección de cuatrocientos mil trillones. La Vía Láctea es sólo una galaxia entre aprox. 200.000.000.000 de galaxias en el Universo. Parece que debería haber un montón de vida ahí fuera. ¿Podemos hacer una estimación inicial? El primero en hacerla fue el astrónomo Frank Drake. Él realizó una ecuación, ahora conocida como Ecuación de Drake, que explica las posibilidades:
N representa aquí el número de civilizaciones que podrían comunicarse en nuestra galaxia, la Vía Láctea. Este número depende de varios factores.
Muchas de estas nubes tienen cierta rotación. Cuando se colapsan, la nube gira cada vez más rápido, como una patinadora de hielo levantando sus brazos. Esto provoca que la nube forme un disco aplanado de gases. En el centro, se forma la estrella principal. Bastante más lejos, pequeñas agrupaciones pueden formar planetas. Hasta hace muy poco, no existía evidencia de planetas fuera de nuestro sistema solar. En los últimos años, algunos equipos de astrónomos han anunciado el descubrimiento de planetas alrededor de estrellas cercanas. Este excitante descubrimiento incrementa la probabilidad de planetas alrededor de muchas estrellas. Podemos estimar, siendo conservadores, que la mitad de las estrellas forman sistemas planetarios; la otra mitad forman sistemas de estrellas binarias, así que fp = 0,5.
El factor ne es algo más complicado. Las estrellas pequeñas son frías y rojas. Los planetas tendrían que orbitar muy cerca para estar en su ecosfera, que sería muy estrecha, sin demasiado espacio para planetas. Los planetas que orbiten muy cerca de sus estrellas suelen estar fuertemente atraídos y presentan una misma cara hacia la estrella todo el tiempo. La atmósfera de un planeta así estaría helada en la cara opuesta a la estrella, y esto no favorece la vida. Por otro lado, las grandes estrellas azules tienen una ecosfera más amplia. Por supuesto, a juzgar por nuestro Sistema Solar, los planetas están más espaciados conforme se alejan de las estrellas, de manera que una ecosfera más ancha se ve compensada por este efecto. Estas estrellas grandes también queman más combustible y no duran demasiado. Normalmente duran tan poco que no dan oportunidad a que se desarrolle la vida antes de que se conviertan en una nova o una supernovay destruyan todo el sistema. En nuestro sistema solar, con nuestra estrella amarilla de tamaño medio, tenemos dos (Tierra y Marte), o quizás tres planetas (Venus)) dentro de la ecosfera. Un cálculo conservador del número de planetas dentro de la "zona de vida" o ecosfera es sólo uno. ne = 1.
El siguiente factor, fl, es donde las cosas se complican aún más. El problema es que tenemos pocos ejemplos de planetas donde las condiciones sean correctas para el desarrollo de la vida. Como hemos indicado antes, Venus, la Tierra y Marte podrían tener, al mismo tiempo, las condiciones adecuadas. Sabemos que la vida se desarrolló en la Tierra, y estamos tanteando las evidencias de vida primitiva en Marte hace millones de años. Un cálculo conservador para este número sería 0,2; o uno de cada cinco planetas con condiciones desarrollará la vida. fl = 0,2.
¿Cuántos de esos planetas desarrollarán vida inteligente? Difícil pregunta, pero si creemos en la evidencia de la selección natural y supervivencia de los mejores, la mayoría de los científicos dirían que el 100%: la vida inteligente es un resultado natural de la evolución. Por supuesto tenemos sólo un ejemplo, la Tierra. fi = 1.
¿Cuántas de esas especies inteligentes desarrollarán tecnología y la usarán para comunicarse? Si miramos a la Tierra, vemos que los humanos lo hacemos, pero también vemos ballenas y delfines que poseen un nivel moderado de inteligencia pero nunca han desarrollado tecnología. Vamos a poner un valor de 0,5 en principio. fc = 0,5.
Ahora falta determinar el número más difícil. L es el número de años que una civilización tecnológica y comunicativa perdura. Nosotros sólo llevamos en esta fase de nuestra evolución unos 50 años. ¿Se destruyen las civilizaciones avanzadas poco después de descubrir la tecnología para conseguirlo? O ¿resuelven sus problemas juntos antes de que suceda? Por ahora, no asignemos un número a L. Coloquemos los demás números y veamos que pasa.
N = R × fp × ne × fl × fi × fc × L
N = 20 × 0,5 × 1 × 0,2 × 1 × 0,5 × L
Multiplicando todos los números, nos da que N = L.Etiquetas: ecuación Drake, SETI
Según los autores, esto indica que los ovillos tienen propiedades contagiosas y podrían ser similares a los priones, que están asociados con enfermedades cerebrales infecciosas como la enfermedad de las vacas locas y la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob, la versión humana de este trastorno.
Los científicos, dirigidos por Markus Tolnay, extrajeron secciones de cerebro de ratones que expresan una forma mutante de la proteína humana tau, un componente de los ovillos neurofibrilares del Alzheimer. Estos extractos de cerebro fueron inyectados en regiones específicas en el cerebro de ratones normales.
Los investigadores observaron que los extractos cerebrales inducían proteínas tau humanas normales en los ratones para formar ovillos neurofibrilares. Además, estos ovillos recién formados pudieron expandirse a regiones cercanas del cerebro.
Antes del estudio se desconocía la posibilidad de que la formación de inclusiones tau observadas en la enfermedad neurodegenerativa de la familia de taupatías fueran contagiosas. Se cree que las proteínas priónicas infectan y se propagan mediante su configuración en una estructura capaz de convertir a las proteínas de esta clase normales en estructuras anormales similares.
El estudio abre nuevas vías de investigación en las taupatías que podrían dirigirse a comprender cómo una forma de tau anormal puede expandirse y hasta qué punto son similares las taupatías y las enfermedades priónicas.
Fuente: CADENA SER
La luz roja fluorescente emitida por el fitoplancton y detectada por Aqua revela qué tan eficientemente las plantas microscópicas están transformando la luz solar y los nutrientes en comida, por medio de la fotosíntesis.
Arriba: El fitoplancton —como esta colonia de Chaetoceros socialis— naturalmente emite luz fluorescente al tiempo que disipa el exceso de energía solar que no puede consumir mediante la fotosíntesis.
"Esta es la primera medición directa de la salud del fitoplancton en el océano", dice Michael Behrenfeld, un biólogo de la Universidad Estatal de Oregón, quien se especializa en plantas marinas. "Ahora tenemos una importante nueva herramienta para observar los cambios en el fitoplancton en todo el planeta".
Los descubrimientos fueron publicados este mes en la revista Biogeosciences y presentados en una conferencia de prensa el 28 de mayo.
El fitoplancton unicelular alimenta a casi todos los ecosistemas del océano y actúa como la fuente más básica de alimento para los animales marinos, desde el zooplancton hasta peces y mariscos. De hecho, el fitoplancton representa la mitad de la actividad fotosintética en la Tierra. La salud de estas plantas marinas afecta la pesca comercial, la cantidad de dióxido de carbono que el océano puede absorber y la manera en la cual el océano responde al cambio climático.
Arriba: Un mapa global de la luz roja flourescente emitida por el fitoplancton.
Durante las últimas dos décadas, científicos han empleado varios sensores en satélites para medir la cantidad y distribución del pigmento verde llamado clorofila, el cual es un indicador de la cantidad de vida en forma de plantas que hay en el océano. Pero con el Espectroradiómetro de Imágenes de Resolución Moder ada (Moderate Resolution Imaging Spectroradiometer ó MODIS, en idioma inglés) a bordo del satélite Aqua, de la NASA, los científicos han observado ahora "fluorescencia de luz roja" sobre el océano abierto.
"La clorofila nos proporciona una imagen de la cantidad de fitoplancton presente", dice Scott Doney, un químico marino del Instituto Oceanográfico Woods Hole y coautor del artículo. "La fluorescencia nos permite entender qué tan bien están funcionando en el ecosistema".
Todas las plantas absorben energía del Sol, generalmente más de la que pueden consumir por medio de la fotosíntesis. La energía extra se libera principalmente en forma de calor, pero una pequeña fracción es re-emitida como luz fluorescente en longitudes de onda en el rojo. MODIS es el primer instrumento en observar esta señal a escala global.
La fluorescencia de luz roja revela mucho acerca de la fisiología de las plantas marinas y la eficiencia de la fotosíntesis, ya que diferentes partes de la maquinaria de obtención de energía de la planta son activadas según la cantidad de luz y nutrientes disponibles.
Por ejemplo, la cantidad de fluorescencia se incrementa cuando el fitoplancton está bajo estrés debido a una falta de hierro, el cual es un nutriente vital en el agua del mar. El hierro que se necesita para el crecimiento de las plantas llega a la superficie del mar gracias a los vientos que llevan polvo desde los desiertos y otras áreas áridas, y desde corrientes de afloramiento cerca de deltas de ríos e islas. Los datos sobre la flourescencia proporcionados por MODIS han permitido al equipo de investigadores estudiar esta dinámica."En escalas de tiempo que van desde semanas a meses podemos usar estos datos para rastrear las respuestas del plancton a la introducción de hierro por medio de las tormentas de polvo y el transporte de agua rica en hierro desde islas y continentes", dice Doney. "Tomando en cuenta el transcurso de años y décadas, también podemos detectar tendencias a largo plazo en el cambio climático y otras perturbaciones que el hombre provoca al océano".
El cambio climático podría significar que vientos más fuertes recojan más polvo y lo lleven hacia el mar, o vientos menos intensos que dejen al agua sin polvo. Algunas regiones se tornarán más secas y otras más húmedas, provocando un cambio en las regiones donde los suelos polvorientos se acumulan y son barridos hacia el aire. El fitoplancton reflejará y reaccionará a estos cambios globales.
"Los satélites de la NASA son herramientas poderosas", dice Behrenfeld. "A grandes porciones del océano todavía no se les ha tomado una muestra, así que la vista del satélite es crucial para observar el panorama completo".
Fuente: NASAEtiquetas: fitoplancton, MODIS, NASA, satelite Aqua
El año humano en la cultura occidental está repleto de efemérides que pretenden llamar nuestra atención.
Retomó sus trabajos como realizador en 1973 y creó una veintena de programas de divulgación de la naturaleza como Eastwards with Attenborough y The Ribal Eye. En 1979 escribió, dirigió y presentó la que por aquel entonces fue considerada la serie más ambiciosa producida por el Departamento de Naturaleza de la BBC, Life on Earth. Más de quinientos millones de personas en todo el mundo han visto esta serie, compuesta por trece capítulos y reconocida por los historiadores como la producción audiovisual que marcó un hito en la divulgación de la ciencia al gran público.
A aquella serie siguieron otras como The living planet (1984), The trials of life (1990), Life in the freezer (1993) y The Private Life of Plants (1995). En 1997 para conmemorar los cuarenta años del Departamento de Naturaleza de la BBC, presentó Wildlife Specials. Entre sus últimos trabajos destacan, The Life of Birds (1998), State of the Planet (2000), The Blue Planet (2001), The Life of Mammals (2002), Life in the Undergrowth (2005), Planet Earth (2006) y Life in cold blood, una serie de reportajes dedicados a los reptiles y los anfibios que se emitieron a lo largo de 2008.
Con motivo de su 80 cumpleaños se trasladó a las islas Galápagos para filmar a las tortugas gigantes de este archipiélago. Su producción audiovisual ha ido pareja a la bibliográfica, donde también ha plasmado su labor divulgativa en títulos como Zoo Quest to Guyana (1956), Quest in Paradise (1960), The Tribal Eye (1976), Life on Earth (1979), The Living Planet (1984), The First Eden (1987), The Trials of Life (1990), The Private Life of Plants (1994), The Life of Mammals (2002) y Life in the Undergrowth (2005). En Life on Air (2005) hizo un relato autobiográfico de toda su carrera profesional.
Es colaborador, desde su creación en 1989, y patrono desde 2003, del World Land Trust, una sociedad benéfica conservacionista que compra tierras y zonas de selvas tropicales para contribuir a la conservación de los animales que viven en ellas. World Land Trust ha ayudado a adquirir y a proteger más de 1.214 kilómetros cuadrados de hábitats ricos en fauna y flora en Belice, Costa Rica, Filipinas, América del Sur y el Reino Unido.
Fue nombrado en 1985 Caballero del Imperio Británico por la Reina Isabel II de Inglaterra, quien, en 2005, le entregó la Orden del Mérito. Doctor honoris causa por varias universidades, ha recibido la Medalla de Plata de la Real Sociedad de Televisión y la de la Sociedad Zoológica de Londres, además de la Medalla de Oro de la Academia de Ciencias Naturales de Filadelfia y la de los fundadores de la Real Sociedad de Geografía (Reino Unido). Asimismo, posee la Medalla de la Real Sociedad Geográfica Escocesa y de la Real Sociedad de Artes (EE.UU.). Ha recibido el Premio Kalinga de la UNESCO (1981), el Emmy International Award (1985), el Golden Kamera Award (Alemania, 1993), el Michael Faraday de la Royal Society de Londres (2003) y, un año más tarde, el primer Premio Descartes de Comunicación Científica de la Comisión Europea. En 2007 le fue concedida la Medalla del Instituto de Ecología y Gestión Medioambiental del Reino Unido y, un años más tarde, recibió títulos honorarios de las universidades británicas de Aberdeen, Exeter y Kingston University de Londres.
Los Premios Príncipe de Asturias están destinados, según los Estatutos de la Fundación, a galardonar “la labor científica, técnica, cultural, social y humana realizada por personas, equipos de trabajo o instituciones en el ámbito internacional”. Dentro de este espíritu, el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales “será concedido a la persona, institución, grupo de personas o de instituciones cuya labor creadora o de investigación en los campos de la Antropología, Derecho, Economía, Geografía, Historia, Psicología, Sociología y demás Ciencias Sociales represente una contribución relevante al desarrollo de las mismas en beneficio de la Humanidad”.
En esta edición concurrían un total de 28 candidaturas procedentes de Alemania, Brasil, Canadá, Eslovenia, Estados Unidos, Francia, India, Irán, Italia, Polonia, Reino Unido, Suecia, Venezuela y España.
Este ha sido el tercero de los ocho Premios Príncipe de Asturias que se concede este año, en que cumplen su vigésimo novena edición. Anteriormente fueron otorgados el Premio Príncipe de Asturias de las Artes al arquitecto británico Norman Foster y el de Cooperación Internacional a la Organización Mundial de la Salud. En las próximas semanas se fallarán los correspondientes a (por orden) Comunicación y Humanidades, Investigación Científica y Técnica y Letras. Los Premios Príncipe de Asturias de Deportes y Concordia se fallarán el próximo mes de septiembre.
Cada uno de los Premios Príncipe de Asturias, concedidos por primera vez en 1981, está dotado con cincuenta mil euros, la escultura creada y donada expresamente por Joan Miró para estos galardones, un diploma y una insignia acreditativos. Los galardones serán entregados en otoño en Oviedo, en un solemne acto presidido por S.A.R. el Príncipe de Asturias.
Fuente: FUNDACION PRINCIPE DE ASTURIAS
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Formada como bióloga, distintas dificultades económicas, familiares y sociales le impidieron desarrollar una carrera como investigadora científica. Entró a trabajar en el U.S. Fish and Wildlife Service para el que ejerció como autora de textos divulgativos, incluidos guiones radiofónicos. Publicó muchos artículos y varios libros sobre temas marinos, que llegaron a tener el mayor de los éxitos entre los críticos y el público general.
Habiéndose mudado, por razones familiares, al campo de Maryland empezó a observar los devastadores efectos que los pesticidas, sobre todo el DDT, tenían sobre la vida silvestre. Animada a ello también por funcionarios, científicos y activistas que habían desarrollado la misma preocupación, inició la elaboración de su obra más influyente, Silent spring (Primavera silenciosa), que vio la luz al cabo de cuatro años, en 1962. Es notable la oposición que recibió aun antes de su publicación, tanto por instancias oficiales como por la industria, llegando a ser acusada de comunista. El libro tuvo una enorme influencia, proporcionando unidad y fuerza a lo que hasta entonces era una conciencia incipiente y dispersa, ayudando a que cristalizara el movimiento ecologista.
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